lunes, 23 de julio de 2012

¡LLEGARON!




Por: Gladys Laporte

¡Llegaron!
Estoy en el medio de la calle con mi hijo, pasa un avión grande que hace mucho ruido de motores, volteo al cielo y veo que viene descendiendo con una voltereta de fumarola, empiezan a descender hombres y mujeres en extraños paracaídas transparentes, parecen medusas del mar. ¡Ya se quienes son! Los estoy esperando desde hace unos días. No tengo miedo, solo pensaba que el  avión nos podía caer encima, pero no, se repone pronto y levanta el vuelo esperando, lo veo muy bien, es como un avión, pero no lo es, no se describirlo, se mantiene en el aire flotando. En la calle hay un revuelo, los vecinos corren despavoridos de un lado a otro; tienen miedo, trato de aplacar a algunos diciéndoles: no teman ellos no son malos. Son como la seis de la tarde, el sol se está ocultando, se va la luz de la calle, pero yo siempre tengo una linterna en mi cartera. La saco.
Se me daña la linterna, estoy tratando de arreglarla, se me caen al piso unas arandelas luego aparecen en mi mano un montón de tornillitos amarillos, en la caja de zapatos qué cargo en las manos (recuerdo que en ella guardaba todos mis tesoros cuando era niña)
¡Es la misma! tengo todas las partes de la linterna, no aparece el vidrio del farito, un niño vecino se ríe de mí y me dice démela para acomodársela, la agarra en su mano y todas las partes salen de la caja y se acomodan perfectamente en la linterna, le digo al niño: ¡Tu eres uno de ellos1  Sale corriendo y se mete en la casa al lado de la mía,(de donde yo vivía cuando era niña) entran mi hermana y otras personas, el hombre se sienta en un mueble y me extiende la mano, me la aprieta suavemente pero con fuerza y me dice: tu eres fulana de tal; tiene la cara bella de un hombre de pueblo, se me presenta como un primo mío al que quiero mucho, me toca la barriga y se me cura al instante el dolor que tenía, ahora estoy segura: ¡Él es uno de ellos! Me vuelve a decir: tienes la columna demasiado mala, vamos a ver qué puedo hacer por ella y me toca el esternón, empiezo a sentir un calor que me recorre todos los huesos y el hombre comienza a cambiar de mayor para viejo, se le  pone el pelo cano, luego amarillo, al final negro y vuelve a ser un adulto joven, no me da miedo estoy encantada. El ambiente se llena de colores como los del arco iris y brillan iridiscentes De repente la gente que se había metido antes a la casa aparece y comienzan a interrogarlo y él sonriente empieza a cambiar en apariencia para cada uno del que lo toca, parece ser que toma la figura de alguien conocido para  que la persona que lo toca no sienta miedo. La gente se alborota y le caen encima, la última forma que toma es la  de una vecina en traje de baño y ante la avalancha de gente; que lo empujan hacia la puerta, se ve obligado a salir de la casa y se oculta en el jardín allí le caen encima unos hombres con cara de malos; quieren golpearlo. Del rincón del jardín sale un caracol africano, en la sala carraspea mi marido. Estoy segura de que:¡Él también es un extraterrestre! Son la seis y treinta de la mañana.

Sitio web de la imagen: http://elfindelaedad.blogspot.com/2010/08/ovnis-o-angeles-caidos.html